martes, 23 de noviembre de 2010

Al final del Pasillo


Era una noche tormentosa. La cena estaba lista. El panorama era perfecto para que mi amigo y yo vieramos una película de terror. Pasada la primera hora, ya sugestionados, la luz se esfumó. Susan pegó un brinco en la cama y Michael para tranquilizarla dijo que sería un apagón provocado por la lluvia.

Michael, asustado, se levantó y caminó hacia la puerta. Allí tembloroso asió el picaporte y juró que nadie pasaría encomendándose a sus Santos. Mientras, Susan asustada en la cama, quería salir y descubrir la verdad, así que cogió un cojín dirigiéndose a la puerta junto a su compañero. Michael agarrándola fuertemente del brazo le sugirió coger la almohada para protegerles. Susan cogió la almohada y  de repente, algo empezó a golpear la puerta. Michael no dejaba de sostener el picaporte. Susan a su espalda insistía en salir de la habitación. El terror era patente. Gritos de histeria intercalados con carcajadas nerviosas se ahogaban en la oscuridad.

Al fin, lograron abrir la puerta. De pronto, un tapón de corcho seguido de una zapatilla azotaron la puerta. Susan, presa del pánico, dio un salto hacia la cama a toda velocidad. Michael no tardó mucho tiempo en imitar a su compañera. Ambos, sin poner un pie fuera de la cama, gritaban y reían alocados. Tras unos interminables segundos,  Susan convence a Michael para que salgan. Éste, coge el portátil para alumbrarles y se aventuran a descubrir los horribles misterios que les aguardaban en el largo pasillo.

Consiguieron dar unos pasos, los que sus temblorosas piernas les permitieron, cuando llegaron a la primera habitación. Michael quería comprobar que no hubiera nada sospechoso en ella mientras Susan prefería pasar de largo y llegar al epicentro (salón). Para callar a Michael hizo acopio de valor y golpeó fuertemente la puerta de forma tal que todo quedara al descubierto. El profundamente tembloroso Michael constató con la luz de su portátil que nada había allí.

Finalmente, delante Susan y Michael cubriéndole las espaldas, llegan al final del pasillo y repentinamente aparece un encapuchado. Era Frederic oculto bajo las sombras, resultando ser todo una broma de mal gusto orquestada por los restantes compañeros: Petrovic saliendo de la habitación principal y Brian del cuarto de baño.

Actualmente, Susan y Michael se encuentran internados en el Psiquiátrico Greystone de New Jersey.